lunes, 18 de febrero de 2013

SAN PEDRO DE A MEZQUITA


Se encuentra situada esta preciosa iglesia, declarada Monumento Nacional en el año 1931, en el Ayuntamiento orensano de A Merca. Se llega a ella a través de la autovía de las Rías Bajas A-52. Tras dejar atrás la ciudad de  Orense , se deberá tomar la recién estrenada AG-31 en dirección a Celanova. Posteriormente deberemos coger la salida que señala A Mezquita.  


Lo primero que llama la atención en San Pedro de A Mezquita es su estratégica localización. Se halla situada en un pequeño altozano, como si de un castro o de una fortaleza se tratara, desde los cuales se divisa un extenso valle. Se trata de una iglesia de una sola nave dividida en cuatro tramos, siendo uno de ellos el presbiterio, con un ábside semicircular. Estos dos últimos de menor altura que los anteriores.

Data esta iglesia del año 1202, y así reza en la inscripción que podemos leer en el interior de su puerta Oeste, aunque ya se tienen referencias de ella en el año 986.  Una leyenda del lugar cuenta que este templo erigido en honor a San Pedro fue construido por el diablo en una sola noche.  

Existen diversas teorías acerca de la construcción de la actual fábrica sobre el lugar donde existiría  una edificación anterior. Una de ellas explicaría la existencia de una previa iglesia mozárabe en el lugar donde se levanta la actual. La segunda teoría haría referencia a la existencia de una iglesia visigótica anterior a la construcción del templo existente hoy en día. Lo cierto es que en los muros del templo podemos distinguir dos elementos que se diferencian completamente de los empleados para levantar  la iglesia románica. Uno de ellos lo encontramos en la fachada Sur. Sobre la puerta podemos observar un tímpano bilobulado coronado por dovelas y apoyado sobre mochetas. En él observamos dos leones rampantes que se apoyan sobre un castillo. Se puede observar con claridad que este tímpano no se corresponde de manera alguna con los sillares empleados para construir la iglesia románica. El otro elemento lo encontramos en el interior del templo, sobre la puerta que da entrada a la torre. Sobre ella podemos observar un tímpano apoyado también sobre mochetas en el cual se grabaron tres castillos. Al igual que en el caso anteriormente descrito, este tímpano no encaja en el contexto románico del templo.

Si algo destaca sobre todo el conjunto es su fachada. Se encuentra dividida verticalmente en tres cuerpos por medio de dos contrafuertes que enmarcan el central. Arquitos de herradura empleados en la catedral  compostelana, boceles, escocias y bolitas así como baquetones decoran las arquivoltas de la puerta principal. Un ajedrezado en su parte superior culmina su decoración. Se apoyan estas arquivoltas sobre cimacios decorados con motivos geométricos. Descansan, a su vez, éstos sobre columnas tres columnas siendo las centrales salomónicas. Sus capiteles son ricos en decoración variada de la cual hablaremos en un apartado posterior. Apoyado sobre mochetas decoradas por dos fieras que  vigilan la entrada al templo, observamos el tímpano ocupado por una cruz en cuyo centro y rodeado por un círculo encontramos un cordero rampante que mira hacia el Norte. Una inscripción y la fecha de 1713 que hacen referencia al Derecho de Refugio Sagrado. Las figuras de San Pedro y Santa Ana decoran las enjutas sobre las arquivoltas. San Pedro representado con ornamentos sacerdotales sostiene en su mano una llave.


Ambas esculturas son típicamente románicas, mirando al frente, en actitud mayestática. Santa Ana, con su mano derecha sobre el pecho y la izquierda en su vientre tiene un rostro más suave y menos serio que el anterior. Se puede observar también como los ropajes muestran pliegues indicando un ligero movimiento.


Una imposta recorre los muros de la iglesia cortando los contrafuertes desempeña una  labor de quitalluvias en la fachada principal,  reduciendo su tamaño en el resto de los muros. En la fachada, bajo la mencionada imposta, entre los canecillos que la sostienen, podemos observar una serie de metopas con diversa decoración como motivos animales, figuras humanas en distintas posturas y decoración vegetal.

Sobre los contrafuertes, a la altura del quitalluvias encontramos dos figuras singulares. A la izquierda el símbolo de Roma, la loba capitolina amamantando a los gemelos Rómulo y Remo. Frente a ella, sobre el otro contrafuerte, un lobo devora a un cordero. Y sobre esta última imagen,  dos nuevas esculturas. Una figura humana tocando un instrumento musical y sobre él un dragón, aunque ya bastante desgastada la imagen.

Sobre la imposta, dos nuevos elementos destacan en el conjunto. Un vano abocinado con arquivoltas decoradas con baquetillas y ajedrezado que se apoyan sobre impostas y columnas con capiteles vegetales. Sobre ella un rosetón decorado con motivos florales de corriente compostelana.

Corona la fachada tanto Oeste como Este un Agnus Dei. Resulta curioso que el situado en la fachada Este, se encuentra mirando hacia el Norte, al igual que el Agnus Dei que se encuentra en el tímpano de la puerta Oeste. La razón de ello podría ser que señalase a los peregrinos la situación donde se encuentra el Camino de Santiago.

Resulta extraño en este templo la enorme diferencia de decoración existente entre las fachadas Norte y Sur. Muy pobre la primera y muy rica la segunda. Podríamos buscar una explicación de ello en el hecho de que el Norte, para los creyentes supone el fin del camino, de la vida, es decir, la muerte. Mientras que el Sur supone Jerusalén, la vida, la alegría. De ahí la mayor  riqueza decorativa de esta fachada.

En el Norte destacaremos su puerta abocinada con arquivolta decorada con bolitas. Escocias y baquetillas completan el conjunto. Se apoya la arquivolta en dos columnas cuyos capiteles están decorados con motivos vegetales bastante maltratados por la erosión.

Destacaremos en esta fachada únicamente dos elementos más como son una cornisa decorada con bolitas sostenida por canecillos con diversa decoración y una sacristía de planta cuadrada  anexa al ábisde construida ya en el S.XVII.

En cuanto a la fachada sur, cabe decir que es mucho más rica en decoración y composición que la anterior. Cuatro contrafuertes separan los cuatro cuerpos en que se divide la nave de la iglesia, siendo los tres primeros de mayor altura que el cuarto  que, a su vez, constituye el presbiterio. Una abadía hoy desaparecida como consecuencia  de un incendio ocupaba este lado sur, a través del cual los religiosos accedían al templo.

 Sobre la imposta que recorre el muro dos vanos abocinados con arquivoltas lisas rodeadas de un arco con decoración vegetal que se apoyan sobre impostas y cimacios con diversa decoración .Columnas con capiteles vegetales completan el conjunto.

Al igual que en su fachada Norte, la cornisa está decorada con bolitas y se apoya sobre canecillos con diversa decoración. Resulta curioso el vano circular abocinado que decora la parte inferior del presbiterio.

El ábside es semicircular dividido en cinco tramos mediante columnas adosadas a modo de lesenas. Resulta interesante la diversa decoración que adorna los capiteles de aquéllas. Vanos abocinados con ajedrezado y arquivoltas que descansan sobre columnas con capiteles vegetales. Una cornisa lisa sustentada por canecillos con decoración diversa completa el ábside.

En cuanto al interior de la iglesia, lo primero que resalta es su mayor simplicidad con respecto al exterior. Se divide en cuatro tramos mediante arcos apuntados que descansan sobre columnas adosadas con capiteles decorados con diversos motivos. La decoración interior del rosetón no varía de la exterior, con motivos florales. La sobriedad exterior que diferencia el muro Norte y Sur también es reconocible en el interior. En los vanos abocinados del Sur  destacan sus cimacios decorados que descansan sobre columnas con capiteles labrados con diversa decoración.

Merece ser destacado el interior de la puerta Norte cuyo arco liso presenta diversa decoración tal como rosetas y decoración vegetal.

Da paso al presbiterio, ya de menor altura un arco apuntado que se apoya sobre columnas con capiteles vegetales adosadas a los contrafuertes. Está cubierto por una bóveda de arista con un florón en su centro cuyos nervios parten de columnas truncadas. El ábside se cubre con bóveda de cuarto de esfera. Un pinjante en forma de florón decora el centro de la bóveda, del cual parten pequeñas baquetillas que dividen la bóveda en gajos y  que se apoyan sobre capiteles que se encuentran a la misma altura que una pequeña cornisa. Desde estos capiteles continúan descendiendo las baquetillas hasta apoyarse sobre la imposta y cimacios con diversa decoración geométrica que sostienen los arcos de baquetón que enmarcan las ventanas abocinadas. Finalmente, complementan los vanos columnas con capiteles vegetales.

 

ICONOGRAFÍA EN LA IGLESIA Y DECORACIÓN.

Llama la atención en San Pedro de A Mezquita su riqueza iconográfica y decorativa en capiteles, cimacios  así como en la propia fachada.

Podemos decir sin miedo a equivocarnos que los muros del templo iconográficamente son una representación de la lucha entre el bien y el mal. El bien representado por el Agnus Dei y por la Loba Capitalina. El primero de ellos, traducido como cordero de Dios, lo podemos encontrar en tres lugares muy representativos. En el tímpano de la puerta Oeste y coronando la fachadas Oeste y Este de la Iglesia. El Agnus Dei representa el sacrificio de Jesucristo para librar a los hombres del pecado. Como ya he explicado anteriormente, es curioso el hecho de que las representaciones del Agnus Dei del tímpano y del lado Este, ambas miren hacia el Norte.

Es curioso ver también la representación de la loba capitalina amamantando a los gemelos Rómulo y Remo. A mi entender, esa alusión a Roma hace referencia al bien, a Roma entendida como lugar donde se encuentran los cimientos de la iglesia, donde reside el sucesor de Pedro, la piedra sobre la que Jesucristo edificó su iglesia.

El mal lo encontramos en diversos lugares con diferentes representaciones. Tanto en la propia fachada, como en cimacios, capiteles e incluso en las metopas

En primer lugar, el lobo devorando a otro animal,  ya sea un cordero o un conejo. Podemos verlo  representado en la fachada Oeste, sobre el contrafuerte y también en varios capiteles. Representación claramente alusiva al pecado, al mal.

En segundo lugar, aunque bastante castigado por la erosión y el verdín, podemos ver en la parte superior del contrafuerte derecho un dragón, significado también del mal en la iconografía románica.

En tercer lugar, en clara alusión al mal, al pecado, encontramos a la serpiente, tanto en solitario como devorando un animal. Podemos observarla en las metopas situadas bajo el quitalluvias de la fachada principal y también en el cimacio que se apoya en el capitel de uno de los vanos de la fachada Sur.


Es significativa la representación del pecado de la lujuria que encontramos en los capiteles de las columnas de la derecha de la puerta principal. Vemos en el capitel de la última columna tres figuras desnudas. Dos de ellas femeninas, claramente se distinguen sus pechos, bailando al son de la música y una masculina, al fondo, que podría llevándose la mano a su miembro. Junto a este capitel, en el de la columna central, dos figuras humanas tocan un instrumento musical. A mi juicio este  conjunto de los dos capiteles representa el pecado de la lujuria. Dos bailarinas desnudas danzan al son de la música juglaresca. En el románico, esta era una de las maneras de representar el pecado de la lujuria.


Por lo tanto, San Pedro de A Mezquita nos deleita con una enorme y variada riqueza iconográfica y decorativa. Decoración ajedrezada, floral, geométrica en capiteles, cimacios, arquivoltas de la que podemos disfrutar acercándonos a esta coqueta y preciosa iglesia.

  
 

Agradecimientos: A D. David, párroco de S. Pedro de A Mezquita, por su amabilidad al dedicarme su tiempo ilustrándome con sus conocimientos y mostrándome la iglesia.

Bibliografía.

El románico en Ourense, Ediciones Lancia.

Poder y seducción de la imagen románica, Fundación Santa María La Real.




 
 

 




 
 


 
 

 
 

 
 


 
 

 
 

 
 

 


 
Rutas Románicas, Encuentro Ediciones.

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